jueves, 26 de marzo de 2009
Autónomos
Los Autónomos están que trinan.
Ni tienen trabajo, ni créditos, ni ayudas económicas.
Éstos barros proceden de otros lodos.
Lo cruel de éste colectivo radica en que el 80% de los Autónomos, no saben hacer un presupuesto.
El perfil del Autónomo suele ser el de un trabajador que un buen día, agobiado por los comentarios de la gente a su alrededor, pide la cuenta en su empresa, para trabajar por cuenta propia.
Por supuesto, trabajando para los clientes que conoce, que no son otros que los de la empresa para la que trabajaba.
De ésta manera, para coger el primer trabajo, lo que hay que hacer es, bajar precios.
Se compite contra una empresa que tiene unos gastos fijos que el Autónomo no sufre en esos momentos.
Pero claro, a la siguiente obra, le piden que respete el precio y ya comienza la rueda de la competencia desleal y la incompetencia presupuestaria.
Es más inteligente ganar 1.400 € como oficial, que trabajar con riesgos bancarios; sin horario; con morosidad; con gastos fijos, etc. etc ... para al final, no saber lo que realmente vas a ganar.
Trabajan de oídas y los precios los marcan los empresarios.
Hacer la instalación eléctrica de una vivienda, cuesta hoy lo mismo que en 1.990.
Y los constructores, encantados.
Las Asociaciones de Autónomos, no sirven absolutamente para nada. Es lo mismo que los sindicatos. Mucho gritar y poco resolver.
Debemos de ser el país del mundo con más sindicalistas y más autónomos por tasa de población activa.
El problema ha sido generado por los gobernantes.
Para quitarse lo impopular que es el paro obrero, comenzaron a poner medidas para ganar votos.
Y empezaron por ofrecer todo el dinero del paro de golpe.
La gente con ese dinero hizo lo siguiente:
Opción A
Monto un bar que lo puede llevar mi mujer; y yo, hago chapuzas y ayudo en el bar.
Opción B
Hablo con un empresario de los que me conocen por haber trabajado para ellos y les digo que yo lo haría más barato que mi patrón, porque tengo menos gastos.
Ya soy Autónomo. A ganar dinero a espuertas.
Los problemas aumentan cuando hay que empezar a competir con otros autónomos.
Los precios comienzan a disminuir y al no haber unión en el sector, no existe precio mínimo y hay quien empieza a hacer los presupuestos de la siguiente manera:
Mi sueldo al mes es de 1.500 € y a los materiales les gano el 30%.
Pues rebajo el 15% y sigo ganando otro 15% más mi sueldo.
Un negocio redondo. En teoría.
(Sólo se le ha olvidado calcular las horas que trabajará. Los gastos de herramienta.
Gastos financieros del cargo de los pagarés o letras a descontar. Los gastos de seguros. Gasolina. Parte proporcional de seguridad social y Responsabilidad Civil.)
Pero eso sí. La obra se la dan.
Éstos errores presupuestarios provocan que se vaya creando una bola mientras el autónomo tiene trabajo, pero que cuando el trabajo falla, al no existir reservas, la empresa quiebra. En ese momento el autónomo no tiene ni ingresos, ni paro. Tragedia total.
El problema es grande, porque ahora las grandes empresas tendrán que absorver esa mano de obra, pero no a cualquier precio.
Esperemos que ésto se estabilice cuanto antes y comience de nuevo la rueda a caminar.
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