martes, 30 de junio de 2009
Limpieza histórica
El Ayuntamiento de Madrid en su afán por hacer una limpieza histórica sin parangón en el mundo, ha retirado todas las menciones que tenía Franco en dicho Ayuntamiento.
Creo que se han quedado cortos y deberíamos suprimir todas las referencias a nuestra historia de la dictadura de Franco.
Hay que demoler las presas que se hicieron para utilizar los famosos pantanos, porque recuerdan a esa herencia política.
Las famosas viviendas sociales de Protección Oficial. Todas abajo.
Los edificios que eran antiguos lugares de reunión de políticos del régimen.
Las carreteras y fábricas. La SEAT no sé qué cojones hace abierta. Fué un signo del franquismo.
Seguimos siendo el país del estrambote, lo políticamente correcto y lo progre.
Nadie puede discutir que Napoleón Bonaparte fué un militar golpista que a través de las armas se auto-proclamó emperador de Francia y posteriormente Rey de Italia.
También intentó invadir España y estuvo a punto de conseguirlo.
Por lo tanto, yo creo que hay que revindicar a los muertos en la sublevación del 2 de mayo y exigir que se destruyan todas las estatuas de Napoleón, así como decirles a nuestros vecinos franceses que destruyan la tumba de Los Inválidos, porque ese al que ahora veneran, fué un golpista totalitario y belicoso asesino.
Del mismo modo que los talibanes destruyeron unas estatuas de Budah del Siglo I por ser contrarias a sus creencias, deberíamos obligar a destruir todas las referencias a Napoleón que existan en el mundo. Para eso somos los más demócratas y liberales del universo-universal.
Y qué podríamos decir de las estatuas de los Rapa Nui en la Isla de Pascua: hay que destruirlas, porque se ha demostrado que estos salvajes hacían ofrendas humanas.
Si algo no había en la Segunda República era, Democracia. Los partido políticos eran una jauría de tecnócratas dedicados a pelear unos contra otros en pos del poder.
Para quien no lo sepa, en Europa no querían saber nada de España porque la situación era deplorable. Nos hicieron el vacío por miedo a nuestra política. Hablo de antes del golpe franquista.
Eso nunca ha de ser motivo para que llegue un iluminado y se tome la justicia por su mano, caso muy reciente de Honduras, pero tampoco hemos de ser tan necios como para demonizar todo lo de un lado y santificar todo lo del otro.
Haciendo un punto y aparte, en Honduras la situación es la siguiente:
El tal Zelaya quiere cambiar la Constitución para poder presentarse a la reelección, cosa que ahora no le permiten las Leyes democráticas actuales. Quiere ser como Chavez.
Lo propone y la Cámara de Representantes le dice que "nones"; hace oídos sordos y continúa con su idea de hacer un referéndum para aprobar la reforma de la Constitución.
Entonces, desde su propio Partido Político, le dicen que no continúe adelante, porque el ser Presidente no significa poder hacer lo que le dé la gana y ha de acatar la Constitución vigente que le llevó al poder, como todo hijo de vecino.
Zelaya se pasa la orden de su partido por el forro.
Continúa con su llamada a las urnas y entonces entra en juego el Poder Judicial hondureño y a través del Tribunal Supremo le dicen a éste "hijo de Chavez" que se someta a las Leyes Constitucionales.
Zelaya pasa del tema. Zelaya puede hacer lo que quiera. Es el Presidente electo. Puede deshacer las Leyes, la Constitución y lo que se le ponga del "mamey".
El Tribunal Supremo de Honduras ordena detener la convocatoria y le ordena al ejército del país que mantenga la ordenanza Constitucional.
La respuesta de Zelaya es, destituir al Jefe del Estado Mayor del ejército.
Al final, los militares hacen las cosas a su modo y la cagan: arrestan a Zelaya en su casa, de madrugada, le mandan en pijama a un avión y le depositan cual si fuese un mueble viejo en Costa Rica.
Esa es la situación en Honduras.
En tiempos de la Segunda República española las cosas no eran ni de color de rosa, ni políticamente correctas, así que vamos de una puñetera vez a centrarnos en el siglo XXI y dejarnos de monsergas y de "memoria histórica", porque ya está bien de tocar los huevos a los vivos y de remover los huesos de los muertos.
Como empecemos a mirar hacia atrás y desempolvemos las acciones de Largo Caballero, Pablo Iglesias, Dolores Ibarruri, Manuel Fraga Iribarne, Santiago Carrillo, Manuel Azaña, etcétera, etcétera.... vamos a tener que cambiar no sólo el nombre de la mitad de las calles de España, sino también la mayoría de los libros de texto de nuestra historia.
Y yo pregunto ... ¿merecerá la pena?.
Algunas frases célebres de los mandamases e ideólogos de aquella época ...
Manuel Azaña (Acción Republicana):
- "Un republicano vale más que todos los curas de Madrid".
Pablo Iglesias (PSOE):
- "El partido que yo represento aspira a concluir con los antagonismos sociales. Ésta aspiración lleva consigo la supresión de la magistratura, la supresión de la iglesia, la supresión del ejercito... Éste partido está en la legalidad mientras la legalidad le permita adquirir lo que necesita; y fuera de la legalidad cuando ella no le permita realizar sus aspiraciones"
Largo Caballero (UGT-PSOE):
- "La democracia es sólo el primer paso hacia la consecución de la dictadura del proletariado. Que nadie dude que el poder será nuestro, por las buenas o por las malas".
Fraga Iribarne 1.976 (Al ser nombrado Ministro de Interior):
- "La calle es mía".
Ya lo ven, queridos lectores ... Demócratas, "de toda la vida".
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