Vamos a meter al cuerpo unas proteínas de carne y para ello nos vamos a surtir de unos solomillos de vaca, novilla o ternera.
Me enseñaron en Francia que el solomillo como mejor queda es a la plancha con mantequilla.
Para acompañar, unas patatas panadera con unos pimientos de Isla, que aunque traen poca carne, tienen muy buen sabor.
Y para juntarlo todo, una salsa con mostaza y tomate.
Vereis qué fácil y apetitoso.
Primero poneis a hacerse las patatas en el horno.
En una fuente poneis las patatas cortadas en círculos en una cama de cebolla y con los pimientos verdes pinchados para que no se hinchen y exploten.
Un buen chorro de aceite de oliva y estarán hechas al terminar.
Pones a cocer agua y un poco de vinagre y escaldas un tomate para pelarlo entero. Lo reservas.
Hacemos una mezcla de mostaza de Dijon y un poco de vino blanco. Mezclamos bien.
En una sartén ponemos un trozo de mantequilla a derretir.
Hacemos los solomillos.
La sal, al final. A poder ser, sal Maldon.
En la sartén donde hicimos los solomillos echamos la salsa.
Dejamos reducir y echamos el tomate.
Lo vamos machacando poco a poco con una cuchara de madera hasta conseguir una pasta uniforme.
Ahora presentamos, con la salsa bien caliente.
Si no te gusta la carne, se la pasas al de al lado y te comes las patatas y los pimientos con la salsa.
Todo arreglado.
Saludos.
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