viernes, 31 de agosto de 2012

¿Qué significa hijo de puta?







Hace unos meses se corrió por los distintos foros de Internet una carta que supuestamente había publicado el filósofo y escritor nonagenario Jose Luis Sampedro, en la cual vertía una serie de insultos contra el Presidente del Gobierno y sus acólitos.

El encabezado reza así:

"Querido señor Presidente: es usted un hijo de puta. Usted y sus ministros".

Tengo ya demasiada experiencia como para creerme todo lo que sale publicado por La Red y siempre dejo abierta una puerta a la rectificación. (Véase el artículo sobre la boda de 400 niñas en Gaza).

En el caso de la carta de Jose Luis Sampedro, también es un "fake" o mentira, publicada por un grupo de extrema izquierda.

En la página de J.L. Sampedro han insertado un Aviso sobre el tema.

Dice así:

¡AVISO IMPORTANTE!

El viernes 11 de mayo de 2012, en la página web Izquierda Digital, se publicó el artículo titulado "Querido señor Presidente: es usted un hijo de puta. Usted y sus ministros ", atribuyendo FALSAMENTE la autoría a José Luis Sampedro, dicen los responsable de la página web que por error y así consta en una aclaración posterior.

Lamentablemente a pesar de la corrección, el texto sigue circulando atribuido a José Luis Sampedro. Por esta razón, José Luis Sampedro desea desde su página web desmentirlo y manifestar su descontento.


Al mismo tiempo confía en que sus lectores y seguidores, conocedores de su estilo, no necesiten de esta nota para saber que él es cuidadoso con el estilo, el tono y el lenguaje sin sustituir argumentos por insultos. 


www.clubcultura.com

En nuestro país, la expresión "hijo de puta" no siempre es utilizada para ofender gravemente a alguien.
En Andalucía, por ejemplo, es una frase tan común como decir "qué malo eres" en plan socarrón.
En el Norte, se utiliza mucho la frase "qué cabrón eres", sin que con ello se quiera llamar cornudo al interlocutor, sino pillo, listillo o aprovechado.

Del mismo modo, se puede llamar "hijo de puta" a una persona que ha cometido una felonía o un delito grave.

Un claro ejemplo de ello es el asesino de los niños de Córdoba, -Ruth y José-, el asesino de la niña de Huelva, -Mari Luz-, o los macarras de vía estrecha que asesinaron a la chica de Sevilla, -Marta del Castillo-.

Todos ellos entran dentro de la definición popular de "hijo de puta", sin ser por ello una expresión dirigida a sus madres, sino hacia sus deleznables hechos y personalidades.

Es totalmente injusto que para expresar la maldad y el asco que nos producen alimañas semejantes tengamos que hacer referencia al oficio más antigüo de la Historia, pero así se ha instaurado entre la clase popular. De hecho, el Diccionario de la Real Academia define "hijo de puta" como "mala persona. Insulto".

Se puede entonces decir que el que roba a un anciano es un hijo de puta, porque hay que ser muy mala persona para hacer daño a alguien indefenso.
También puede decirse que es un hijo de puta el que beneficia al poderoso pisoteando los derechos de los más necesitados, sobre todo cuando han sido los poderosos los que han llevado a los segundos a una situación de pobreza.
Será por lo tanto un hijo de puta aquél que mienta a su pueblo para conseguir una posición de privilegio a través de los votos de la gente de bien.
Es también una mala persona, (o hijo de puta), aquél que a sabiendas de que está perjudicando a sus electores, les reduzca sus ingresos hasta límites de extrema necesidad, mientras que él y sus compañeros siguen teniendo privilegios pagados con el esfuerzo de  los demás.
Entran también dentro de la definición de hijo de puta, (o mala persona), todos aquellos   que  coloquen en cargos públicos a familiares incompetentes, amiguetes o vasallos, cuya única finalidad consista en llevarse dinero público por su fidelidad al líder.

Me estoy dando cuenta de que en nuestro país hay mucho hijo de puta, o como dice el Diccionario de la Real Academia, "malas personas", porque no hacen más que venirme a la memoria las caras de personalidades de nuestro día a día.

Vamos a tener que empezar a llamar a las cosas por su nombre, porque para eso tenemos un idioma tan extenso, tan prolijo y tan definido por nuestro DRAE.

Para empezar, yo haré caso del Diccionario de la Real Academia y a las malas personas comenzaré a llamarlas "hijos de puta".













 


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