martes, 30 de marzo de 2010
Huelga para todos
La sentencia que condena a 23 empleados de la compañía aérea Iberia a 2 años de cárcel por desorden público, me parece que se convertirá en un punto de partida muy importante para poner a cada uno en su sitio.
Debemos de dejar de pensar que nuestros derechos laborales pasan por encima de los derechos de todos los ciudadanos.
La invasión de las pistas por parte de los mencionados trabajadores en el año 2006 fué algo bochonorso que convirtió al Aeropuerto de Barcelona en una romería.
Hubo que desviar aviones que estaban a punto de aterrizar a otros aeropuertos y eso significa riesgo.
Un piloto que está acostumbrado a aterrizar en Barcelona puede tener contratiempos si de repente le dicen que aterrice en Girona.
Eso significa que el pasaje también está en riesgo.
Si porque 50 ó 50.000 personas quieran forzar a una empresa a actuar de determinada manera en pos de una mejora salarial hemos de poner en riesgo la vida de otras personas que no tienen culpa de nada, estamos valorando la vida en un puñado de Euros.
Las imágenes de los huelguistas ocupando las pistas dieron la vuelta al mundo.
En el propio aeropuerto las personas que esperaban para volar, tampoco pudieron hacerlo y el ver a niños tirados por el suelo tras varias horas de espera, resultó una de las mayores barbaridades que yo haya visto en la navegación aérea.
Si alguien necesitase mi ayuda para reivindicar sus derechos laborales, aquí estoy yo. Pero si para pedir más dinero tengo que pisotear a los demás, incluídos los niños, que no cuenten conmigo.
Hay que empezar a entender lo que significa el derecho a la huelga.
Usted puede pedir lo que quiera, pero lo que nunca puede hacer es pisotear a los demás para conseguir sus propósitos, laborales, sociales o ecuménicos.
Si cada uno hacemos lo mismo, el caos imperará.
Pongamos un ejemplo:
Los panaderos quieren que les suban sus salarios y como el pan se utiliza para hacer bocadillos y los bocadillos pueden ser de chorizo, montan piquetes para que las fábricas de embutidos no trabajen mientras ellos están en huelga.
No dejan pasar a los trabajadores de las fábricas ni a los transportes, con lo cual, se pierden los productos y los empresarios no pagan a los trabajadores que no han ido a trabajar.
La huelga de los panaderos se arregla, pero los trabajadores de las fábricas de embutidos, en desacuerdo conque les hayan retirado los días que no han podido trabajar, montan a su vez una huelga y organizan piquetes para que los médicos no puedan ir a trabajar, porque los embutidos producen alergias.
Al final, los médicos acaban montando otra huelga porque no les dejaron ir a trabajar y prohíben a los basureros ir a trabajar, porque la recogida de basuras tiene mucho que ver con la sanidad.
Así podríamos seguir hasta llegar a la conclusión obvia:
¿Qué culpa tiene el ciudadano y sus hijos, que iban a tomar un avión de regreso a su casa?.
¿Y los de las compañías que no eran Iberia?.
Las huelgas son un derecho de los trabajadores, sí.
Pero NUNCA se puede defender un derecho a costa de pisotear los derechos de los demás.
Hay otras formas, como por ejemplo prohibir la entrada a los directivos de la compañía.
Hacer huelga a la japonesa, que estuvo de moda en los años 80 y que nadie ha vuelto a reivindicar, porque significa trabajar más para obtener un exceso de rendimiento que haga reventar el planning de la empresa.
Pero eso no interesa. Lo que interesa es, colapsar el lugar de trabajo y los alrededores si hace falta, inmovilizando a todo bicho viviente, "para que se enteren de que estamos de huelga".
¿Y a quién le importa que usted esté de huelga?.
Del mismo modo que cuando yo estoy de huelga a los pilotos, a los controladores y a los empleados de los aeropuertos no les importa un pimiento, a mi y a los demás pasajeros, tampoco nos importa.
Me encantaría que si se monta una huelga del Metal, aparezcan en el aeropuerto los piquetes y a todos estos abusones que tiraron a todos esos niños al suelo, les mandaran a su casa, sin sueldo y sin derecho a protestar. Porque como sabemos todos, los piquetes son muy democráticos y cumplen totalmente con las condiciones de la huelga.
Yo, que he vivido unas cuantas huelgas y que he estado amenazado de muerte porque mis empleados no querían hacer huelga, sé de lo que hablo.
En mi empresa, el salario base era el que marcaba el convenio, más un 40%.
Mis obreros decían que si iban a la huelga a reclamar un sueldo de 100, perdían 40. Si el sindicato les pagaba la diferencia, iban a la huelga, pero si no, ¿qué diría el patrón?.
- Ok, ¿quereis ganar 100?. De acuerdo.
El sindicato dijo que de ninguna manera les iba a pagar la diferencia, claro.
Y sus esposas decían que solidarios, sí, pero que gilipollas, no.
A ver si de una puñetera vez los pseudo-sindicatos de éste país, que están alineados siempre con el poder político, enseñan a sus "gangsters" lo que es civismo, libertad de elección y el mismo respeto que exigen para con ellos.
Y a ver si ésta sentencia empieza a poner las cosas en su sitio, porque el ciudadano de a pie está hasta el gorro de estos sindicatos tragones, vagos, inútiles y fuera de lugar y de tiempo.
Espero, (aunque no pondría la mano en el fuego), que cuando recurran la sentencia, no se quede en agua de borrajas y que el juez que vea la causa no se "cague" y se mantenga firme en lo que parece ser el principio del fin del abuso de los inútiles.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario