domingo, 23 de octubre de 2011

No existe La Vida. Existe: TU Vida.




Introducción


Antes que nada, quiero explicar el título de esto, que sólo van a ser una serie de disertaciones sobre pensamientos y experiencias vividas. Por supuesto, no pretendo que sea Dogma de Fe, ni mucho menos, sino una forma muy personal de entender distintos aspectos de la vida que me ha tocado en suerte vivir.

La Vida no es algo que todos podamos explicar de la misma manera.

No vive la misma vida alguien que, -como yo-, ha tenido la suerte de nacer en una familia de trabajadores, relativamente acomodada, que ese niño que ha nacido en una aldea de un país subdesarrollado y que cada día despierta con la incertidumbre de si podrá llenar su estómago con un cuenco de arroz o unos granos de maíz molido.

Es evidente que ambos entendemos La Vida de formas muy diferentes.

Para los antiguos Neanderthales o los Cromagnones, la vida comenzaba cada día, cuando comprobaban que el sol había vuelto a salir.

El sol fue el primer Dios adorado en la tierra, precisamente por eso, porque lo relacionaban con el Ser o Ente, que les daba la vida.

A medida que hemos ido avanzando genéticamente, hemos ido derivando en nuestras creencias, hasta el punto de llegar a crear nuevas religiones y nuevos dioses.
Aunque mi postura religiosa es agnóstica, (cuestionar la existencia de un Dios como un Ser superior), creo que las religiones han sido y son, necesarias en el progreso de la humanidad.

Tomemos como ejemplo a un labrador de la Edad Media, con doce hijos, trabajando de sol a sol para intentar llevar un plato de comida a su casa día tras día.
Cuando ese hombre ve que hay otros que viven en castillos, con todo tipo de lujos y manjares, llegará a cuestionarse el porqué de esa injusticia y el día menos pensado, agarrará su azada y le abrirá la cabeza a su señor feudal para quitarle la bolsa y llevar a su casa comida en abundancia.

Ahí entra en juego la religión.

- “Si haces eso, te pudrirás en el Infierno, porque Dios lo ve todo y te castigará a ti y a tu familia con el fuego eterno”.

Como mínimo, eso acojona.
Ese miedo a lo desconocido es lo que ha mantenido a la Gran Masa durante siglos, apartada del libertinaje, el saqueo, las violaciones y la violencia en general. Y es posible que haya impedido el fin del ser humano.

Pero, (siempre hay algún pero), dependiendo de la zona del mundo, la religión ha surgido de unas u otras creencias. Budha cambió las riquezas de su palacio por la meditación y la instrucción del pueblo, para hacerles ver que cualquiera puede alcanzar el Nirvana.

Tras el Bum, (reniego del anglicismo Boom), que produjo la novela “El código da Vinci”, hubo opiniones de todo tipo, sobre la forma de escribir de Dan Brown, la cantidad de mentiras que se vertían sobre la Iglesia Católica, la falta de respeto hacia el Opus Dei… etcétera.

A mí, me gusta más “Ángeles y Demonios”, del mismo autor, pero siguiendo con El Código da Vinci, he de decir que fue una novela que me obligó a leérmela en tres días.
Es amena, tiene ritmo y entretiene, que es lo que tiene que hacer una novela que se precie. Nunca me cuestioné si era verdad o mentira lo que decía, porque daba por supuesto que era pura ficción.

Después comencé a leer más cosas sobre La Orden del Temple y de ahí pasé a los gnósticos y a los cátaros.
Me identifico mucho con los gnósticos y con su rama posterior, los cátaros, porque ambas tendencias afirmaban la pobreza de Jesús y pregonaban que por ello la Iglesia no debería acumular riquezas. ¡Qué desfachatez!. Por ello fueron perseguidos y masacrados. La famosa Cruzada de los Albigenses terminó con esas absurdas ideas.

(Me viene a la memoria un chiste relacionado y lo voy a contar para finalizar esta Introducción).

Estaban Jesús y San Pedro tumbados en una nube, mirando hacia la Tierra, cuando vieron salir una comitiva desde el Vaticano. El Papa se trasladaba y una larga fila de limusinas, policías en moto, helicópteros y coches blindados, llenaban la carretera.
Entonces, Jesús le dice a San Pedro:

- Y pensar que eso lo comencé Yo, montado en una burra…





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