viernes, 31 de julio de 2009

Conmigo o te mato




Cuentan, dicen, se rumorea, lo sé de buena tinta, que en plena temporada de setas, salieron muy temprano dos amigos vascos con sus cestos dispuestos a recoger unas cuantas toneladas de ellas.
Iban caminando y de repente, uno de ellos se agacha y dice:

- ¡¡Hostia, Patxi. Un Rolex de oro macizo!!

Y el otro le contesta:

- Joder, Igor, ¿venimos a setas o a Rolex?.

Porque los vascos son así.

Nacen donde se les pone de los huevos y en sus campos crece todo lo que cae en ellos.

Yo conocí a un vasco muy majo, en la mili. Había nacido en Orense y era de Bilbao porque le daba la gana.

Viene todo esto a cuento, porque cada vez que hay un asesinato contra las personas o contra las libertades, por parte de ETA, me recuerda al chiste: ¿A setas o a Rolex?.

No deja de ser curioso que los afines a ETA lo que reivindican es, libertad para el Pais Vasco e Independencia.

Y eso es lo que me suena a mi como " A setas o a Rolex".

Si tú pides libertad, lo mínimo que tienes que ofreces es, lo mismo.

Pero si tú pides que te den libertad y tú te dedicas a cagarte encima de la libertad de los demás, eres un cínico.

ETA se ha convertido hace ya muchos años en una empresa privada de la que viven unos cuantos, mejor que otros muchos.

Consiguen que la opinión pública tenga una imagen de los vascos formada.

Y así puedes escuchar cosas como ... "Entre ellos mismos se conocen. Si no lo arreglan es porque no quieren. Todos los vascos son iguales. Estos vascos asesinos y fantasmas...."

De ésta manera se sienten odiados y se refuerza su odio para seguir con su negocio.

Lo malo es, la cantidad de gente, -la gran mayoría-, de vascos y vascas a los cuales les importa un bledo toda esa mierda de la autonomía y que lo único que quieren es, que haya trabajo y que sus hijos puedan ir por la calle sin miedo a morir en una explosión de coche-bomba, la forma más injusta de truncar una vida: a traición; sin avisar.

Estoy convencido de que poner una bomba-lapa debajo de un coche, es una cosa tan sencilla que se lo enseñas a hacer a un perro y lo hace perfectamente.

Y eso han hecho. Han cogido a un perro, un animal sin inteligencia, que hace lo que le dicen y le han enseñado a poner bombas-lapa. Ha puesto dos y ha fallado una.
La que falló mató a dos chavales de 25 y de 27 años.
No me entra en la cabeza imaginar el odio y el rencor que debe llevar dentro una persona para asesinar de esa manera a chavales.
Aunque lo que pienso es, que lo hace por un sueldo; por un trabajo que mola mazo y porque luego le puede decir a los colegas: "Yo maté a dos".

Lo curioso de la historia es, que acaban todos en la cárcel, privados de esa libertad que pregonan necesitar. Esa libertad que no es otra que esa que dice:

O estás conmigo o te mato.


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